miércoles, 20 de mayo de 2009

Reconstrucción de los hechos histéricos


No vamos a empezar preguntándonos ¿qué pasa con los hombres?... Para no restarle planteos a ninguna guionista norteamericana –que por cierto tiene material para hacer una saga cual El Padrino- y además, no vamos a hacernos preguntas que atenten contra el orden divino...

Una de nuestros rasgos propios era la histeria. La conversión histérica es una neurosis, que se manifiesta en angustia traducida en delirio y distorsión de la realidad. Estos trastornos se muestran seguros de la experiencia subjetiva de sentirse paralizada, ciega o amnésica. Afección femenina por excelencia, su denominación se origina del griego y proviene de útero.

En la época de Hipócrates, se creía que el útero era móvil, un órgano inquieto que deambula por el cuerpo de la mujer, causando enfermedades a la víctima cuando llega al pecho. A este desplazamiento se le atribuían los trastornos sintomáticos, esto es, la sofocación o las convulsiones… Esta tesis se descartó con los avances de la medicina y con la fabricación en serie de vibradores… Sin embargo, esta discusión del órgano móvil vuelve a estar hoy día en el tapete científico.

Luego de comprobar que los trastornos psicológicos de la histeria han comenzado a afectar a varias generaciones de varones, se sospecha que este órgano andariego va de cuerpo en cuerpo, sin discriminación de género.

Los síntomas llegan a la percepción social y su carácter infecto-contagioso puede multiplicarse tan rápidamente que todo occidente se encuentra en peligro. Expertas, desahuciadas y resilientes afirman que hay una serie de pautas preventivas para con los hombres heterosexuales histéricos:

- Si, agrupados, prefieren bailar entre ellos, se aconseja no interrumpirles el ritual para que lo puedan hacer libres y toda la vida.

- Si no se miran más que entre ellos, ¡alejarse!, el virus ya afectó los sentidos.

- Si se arregla excesivamente para salir, es síntoma que manifiesta haber perdido los reflejos y -por ende- sólo percibe el espejo.

- Si no responde luego de explicitar un acercamiento es porque es consciente del síndrome y por temor a los estigmas, decide permanecer ensimismado.

-Si huye al compromiso –de lo más común- se debe a que el histérico es egoísta de sus síntomas y –en su delirio- cree que es el único convaleciente y teme por el futuro de la especie.

Principios para curar, educar, huir y promover una sociedad en la que ningún tipo se apropie de ese órgano aventurero, porque por más que se adueñen de él… los pelos en la espalda continuarán creciendo y los pantalones ajustados seguirán siendo de mal gusto.

Y si tanto desean padecer las enfermedades femeninas, ¿por qué no se quedan con los dolores menstruales? La industria –siempre adelantada- está por sacar Ibuevanol (Rápida acción ) for men.